Herencia de la Gran Persia

Entre montañas sagradas, jardines ocultos y ciudades que aún susurran los versos de poetas antiguos, Irán invita al viajero a mirar más allá de los prejuicios y a sumergirse en una civilización donde la belleza, la sabiduría y la hospitalidad son una forma de vida.

Desde los palacios espejados de Teherán hasta las puertas del desierto en Kermán; desde las Torres del Silencio en Yazd, donde aún resuena el eco del fuego eterno, hasta los jardines perfumados de Shiraz, cuna de poetas y luz, cada día abre una página distinta de una historia viva.
En Persépolis, las columnas del Imperio Aqueménida siguen en pie para recordarnos que alguna vez el mundo habló persa; y en Isfahán, la “mitad del mundo”, las cúpulas turquesa, los palacios safávidas y los puentes ancestrales muestran la grandeza de una arquitectura que nunca dejó de soñar.

El camino continúa hacia Abyaneh y Kashan, pueblos rojizos y mansiones antiguas donde el tiempo parece detenerse para revelar la intimidad de la vida persa. De Persépolis a Isfahán, de los desiertos dorados a los bazares vivos, este viaje revela una antigua promesa: descubrir la esencia de Persia, allí donde Oriente y Occidente se funden en un mismo latido, y donde cada paso transforma la mirada del viajero.