Entre templos que se alzan como himnos de piedra, ciudades que han sobrevivido a imperios enteros y montañas donde aún susurra el viento de los profetas, este viaje por Líbano y Siria invita al viajero a entrar en la cuna del Levante, un territorio donde la historia no solo se recuerda… se escucha. Donde cada valle, cada muralla y cada mosaico son testigos de civilizaciones que dieron forma al mundo.
En el corazón del Líbano, los grandes templos de Baalbek se levantan como gigantes romanos que se niegan a desaparecer: columnas colosales, capiteles desgastados por el sol y piedras que aún guardan la fuerza de los dioses antiguos. Entre bodegas centenarias y ciudades omeyas como Anjar, el viaje continúa hacia aldeas de piedra, palacios drusos y el encanto de Beiteddine, donde patios bañados en mármol hablan de reyes, poetas y caravanas que recorrieron estas montañas.
Al norte, los Cedros de Dios resisten como monumentos vivientes del pasado. Sus raíces milenarias sostienen historias de fenicios, asirios y egipcios, mientras en el valle sagrado de Qadisha los monasterios se aferran a las rocas como guardianes de una fe que sobrevivió a guerras y reinos. Las costas de Sidón, Tiro, Trípoli y Batroun revelan puertos fenicios, fuertes cruzados y zocos que aún laten con el mismo ritmo del Mediterráneo antiguo.
Cruzando la frontera, Siria se abre como un libro escrito en piedra. En Damasco, una de las ciudades más antiguas habitadas del mundo, la Vía Recta guía hacia palacios, mezquitas, capillas y bazares donde la historia no es un recuerdo: es el aire mismo. En Alepo, la gran Ciudadela domina la ciudad como un guardián eterno, mientras los zocos cubiertos evocan siglos de comercio, artesanía y vida cotidiana.
Más allá, yacimientos como Apamea, Hama y el imponente Krak de los Caballeros muestran el esplendor de antiguas rutas romanas, fortalezas cruzadas y sistemas hidráulicos que desafiaron el tiempo. Y en Palmira —la Reina del Desierto— columnas, templos y tumbas resisten como sombras sagradas de un imperio que brilló en el corazón de la arena.
De los cedros milenarios al eco de los muecines, de los templos romanos de Baalbek a la Ciudadela de Alepo, de las ruinas de Palmira al Mediterráneo que abraza a Byblos y Batroun, este viaje revela la esencia eterna del Levante: un territorio donde la historia, la fe y la memoria colectiva se entrelazan para recordarte que hay lugares que no solo se visitan… se viven, se honran y se sienten profundamente.